Ponerse en manos de médicos para afrontar y tratar tus problemas de salud, afecten a la parte de tu organismo que afecten, es de una importancia vital, aunque parezca una obviedad. No en vano, en ello nos va la vida. Ellos son quienes conocen a fondo nuestra anatomía, nuestros órganos, cómo atajar problemas que se presenten, efectos secundarios de tratamientos o sustancias médicas empleadas, la calidad contrastada de las mismas, cuáles son las más convenientes para tratar tu problema.
Por eso el intrusismo profesional es un problema de extrema gravedad, algo especialmente grave en el caso de la Medicina Estética, si tenemos en cuenta las consecuencias fatales que puede traer y de las que en los últimos tiempos hemos podido conocer casos por su difusión en los medios de comunicación.
La alta demanda de retoques y mejoras, que de forma sencilla, indolora y con resultados excepcionales procuran los tratamientos médico-estéticos, supone que sea más importante que nunca saber elegir en qué manos nos ponemos. Y esa seguridad solo nos la puede garantizar un médico. Porque es este profesional el que nos asegura tanto buenos resultados estéticos como de salud. Su responsabilidad médica es la que nos indicará lo que es o no conveniente hacernos, nos dirá si no aspiramos a imposibles o queremos resultados antinaturales, no acordes ni con nuestra edad ni con nuestras circunstancias.
Alcanzar nuestras metas estéticas, sin perder en el camino nuestra salud, debe estar guiado por un profesional médico. Con tratamientos seguros y el compromiso de que siempre irán en beneficio de tu salud interna a la vez que externa.